me despierta un enfrenón de autos afuera
entre las sombras voy a la cocina / abro los cajones /
busco algo sin encontrarlo
la caja de paracetamol vacía / la de cigarrillos también
giro y veo un niño sonámbulo / que me aterra /
se acerca a mí / abre los ojos / susurra
–tuve la misma pesadilla, el gato volvió
pero no te preocupes / ya lo arreglé / le arranqué los ojos–
no sé de qué me habla / pero intento acercarme a él
y reconocerlo / lo he visto antes,
tienes que volver a la cama, le digo /
–pero, ¿si la pesadilla vuelve?–
¿la del gato?
–no, en la que sueño que me matas
y me abandonas en la oscuridad
y estoy tan asustado que me enveneno por años y años
hasta que mi sangre es veneno
y termino en una plancha de la morgue
con la mandíbula cosida
veo tanto temor en él que lo abrazo
pero se desvanecerse como arena /
como un denso vaho que se me va entre las manos
siempre creí que el tiempo era una línea recta
que los momentos eran como piezas de dominó
que se caían uno sobre el otro en un camino largo
pero no es verdad
de niño me quedaba dormido fuera de las cobijas
me despertaba el frío de la madrugada /
o el ruido que hacían los gatos en el techo
una noche me despertó el hambre /
fui hasta la cocina y abrí el refrigerador,
de pronto, como fantasma,
un hombre con barba entró y comenzó a abrir los cajones
buscaba algo sin encontrarlo / permanecí mudo / inmóvil
con el estómago a punto de estallar / por fin /
se percató de que estaba ahí
se aterró al verme / como si yo fuera el espectro
luego el extraño me susurró
–tranquilo / es un sueño / una pesadilla horrible
sólo un momento que cae sobre nosotros como la lluvia–
me tomó del brazo y me mostró una cicatriz en su barbilla
–nos la hicimos a los siete años, ¿te acuerdas?
no estarás sin mí / no me fui /
estoy regado en todas partes por donde vas
un día perderemos el cabello / nos crecerá esta barba
nuestra piel se llenará de marcas /
los órganos comenzarán a fallarnos
usaremos lentes de aumento para mirar mejor nuestra nebulosidad
y nos perdernos en este bosque
que siempre termina oliendo como a cosa quemada /
consumida por el fuego
el estruendoso sonido de los cláxones afuera me despierta /
es de día y mi inteligencia es un ataúd a la mitad del sofá
percibo una puerta que se abre /
desde el baño se escucha la regadera
alguien se sienta a mi lado y enciende el televisor
con el peso de un muerto me incorporo
en el reflejo de la pantalla está el hombre de la barba /
sé que nunca dejará de asustarme.